El hecho de volver a la rutina después de un periodo de vacaciones, conlleva para muchas personas sentimientos de tristeza, apatía, insomnio, irritabilidad, problemas de concentración o fatiga.
Son la consecuencia de tener que adaptar nuestro cuerpo y nuestra mente a la rutina habitual : vuelta al trabajo, adaptación de horarios de sueño, coger el ritmo de vida habitual.
Este proceso viene a durar de 2 a 10 días y aunque nos supone un esfuerzo, terminamos adaptándonos. En los niños pequeños, este periodo de adaptación puede ser más largo.
Sin embargo hay un grupo de personas que no logran adaptarse y pueden requerir ayuda médica. Ocurre generalmente en personas con problemas previos de ansiedad y depresión que afrontan con mayor dificultad los cambios.
En cualquiera de los casos se recomienda aceptar con naturalidad el síndrome postvacacional, tratar de adaptarse al ritmo habitual de forma progresiva y solicitar ayuda si uno se siente especialmente triste o deprimido.