La irrigación bucal consiste en la aplicación directa de un chorro de agua a presión sobre los dientes, encías y espacios interdentales.
La irrigación bucal hace que la limpieza sea mucho más eficaz que el lavado ordinario con el cepillo y el dentífrico.
La mejor higiene se consigue por la concurrencia de varios factores:
PLACA DENTAL: Con la irrigación se elimina mejor la placa bacteriana, por cuando se puede acceder a espacios poco accesibles para el cepillo.
ENCIAS: favorece el control de la inflamación de las encías y reduce su sangrado.
ORTODONCIA, IMPLANTES, PRÓTESIS: Facilita la limpieza de los mismos.
La irrigación bucal está indicada para cualquier persona y especialmente recomendada a personas portadoras de implantes, ortodoncias, personas con problemas de encías y personas más susceptibles de sufrir caríes dentales.
Con una irrigación bucal diaria es suficiente para completar el cepillado ordinario de los dientes.
Te animamos a que consultes a tu dentista la oportunidad de usar la irrigación bucal en tu caso.